chucky

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oh right here comes chuko

lunes, 9 de agosto de 2010

Blake, como los seguidores del catarismo, estaba convencido de que existe un dios imperfecto...

Todo en aras del consolament,
lo demás solo prescindible oropel.
Para los cataros como para Unamuno, 
la religión, si no era vivenciada en una agonía permanente, no tenía sentido alguno, 
siendo solamente una mera fatuidad
Conscientes de la tendencia natural-carnal- al pecado, los bones dones procuraban mortificarse en intensas privaciones, efectuando una penitencia perpetua,
para luchar en contra de ese lastre que,
para ellos, era la existencia material
Y de acuerdo a ello, los cátaros residían en severas comunidades, se afanaban en humildes labores, vivían en total austeridad y abstinencia sexual. Pero todo este tesón solo era posible, al sentir en el alma ese fuego del pecado factible.

Todo este sentimiento fervoroso del catarismo no pudo legarnos muchas obras de arte, que manifestaran su visión del mundo, puesto que seguramente no sobrevivieron a la tenaz persecución de la ortodoxia religiosa. Solo hasta muchos siglos después de la muerte de los últimos albigenses, apareció en Inglaterra un místico creativo y visionario, el gran William Blake, que con su genio artístico se equiparó en gran medida con el talante de catarismo, para ofrecernos una serie de obras gráficas y literarias que exhiben mucha de la independencia espiritual que condeno sin remedio a los cátaros medievales.

Para Blake la intuición de lo divino trasciende a toda moral, es un continuo maravillarse de la inconmensurable presencia de la deidad. La obsesiva percepción de la dicotomía entre el bien y el mal, hasta el grado de trasvalorarlos, le fue heredada a Blake a través del gnosticismo de los cataros franceses de la región de Albi, y del condado de Foix, de acuerdo a un parecer de Alejo Carpentier. Blake, como los seguidores del catarismo, estaba convencido de que existe un dios imperfecto, un satan, un adversario (la deidad veterotestamentaria) caído de los ámbitos celestiales y gestador de la realidad material que habitamos todos; pero que también ha germinado la corporeidad humana, con una chispa del poder del dios bueno, que debe escapar de la prisión carnal que lo constriñe para unirse con su esencia total, en el infinito.
Sin embargo, ayudar a que esto suceda implica un esfuerzo literalmente sobre-humano: es una ruta en donde el dolor se transforma en placer y la purificación en una caricia de fuego. Como claman los personajes de otro creador de demonios, acaso un heredero secreto más de la Glesia de Dio, el cineasta David Lynch: “A través de las tinieblas del pasado porvenir, el mago ansía por contemplar, a aquel que canta entre los dos mundos: Fuego camina conmigo”.
Acaso el tesoro oculto de los cátaros no se halle tanto en las lejanas Ruinas de Montsegur, como en las cercanas honduras del alma.
sconfitta_william_blake

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